El pasado sábado 9 de mayo, tuve el grandísimo placer de asistir a una maravillosa gala: Etnica III El despertar de las Diosas. Posíblemente la última edición de las galas de Étnica, aunque personalmente no creo que un espectáculo tan bueno pueda dejar de sumar ediciones.
Nosotras siempre quisimos ir a las antiguas ediciones de este espectáculo, pero nunca habíamos podido y, por una vez, tuve la disponibilidad adecuada para poder ir. He de admitir que llegué a mi butaca sin saber muy bien que pensar pues, tantas diosas reunidas y de tantas culturas tan diferentes, me hacía desconfiar un poco del espectáculo. Pero en cuanto la oscuridad se hizo, y la maravillosa voz en off de AilamA inundó la sala dando la bienvenida, mis reticencias comenzaron a caer y una sonrisa se dibujó en mis labios.
"La invocación de Lilith" sólo fue el primero de veintiún maravillosos números. Me encantaría resaltar la gran calidad del espectáculo que nada tiene que envidiar a un espectáculo de danza de gira internacional. La variedad de números, la música en directo, la adaptación de las coreografías a las historias y el fantástico vestuario (en los que pude distinguir varios trajes de María Martín) llenó de calidad el evento. Es la primera vez en la que veo como los bailarines cuentan una historia con sus danzas sin que parezca forzado en absoluto y me gustaría mencionar a continuación un poco de cada uno de los bailarines que asistieron:
Comenzaré con una de mis diosas preferidas, perfectamente caracterizada y la que, sin duda, nos enamoró a todos. Vanessa Montalvo fue la encargada de reencarnarse en Afrodita, diosa del amor y de la seducción. En solitario estuvo fantástica, como siempre, pero el dúo que realizó con David not Guilty sorprendió y encantó a partes iguales.
Oshun, diosa brasileña de la sensualidad, la interpretó Marta Lago que comenzó con un toque muy sugerente, alegre y divertido vestida únicamente con una falda blanca y un abanico de plumas a juego. Era la primera vez que la veía y la verdad es que me encantó la gracia que le daba a su baile.
No pude evitar enamorarme del misticismo y la belleza de los movimientos de Marta Tena, que realizó un mágico giro sufí interpretando a Nut, diosa egipcia de la bóveda celeste y la conexión con el universo. Y tras viajar con ella por el maravilloso cielo estrellado de su falda, Étnica nos hizo bajar a la tierra y ver a Perséfone, diosa de la primavera. Sahra Ardah y sus "Saharitas" nos transportaron a un maravilloso ambiente primaveral lleno de alegría, hasta que Hades la raptó.
El siguiente número era uno de los más esperados por mi. Pude ver en Tessi Ladera una auténtica Sarasvati, narrando con sus pasos, sus mudras y sus miradas una maravillosa historia que me dejó boquiabierta y totalmente prendida de sus movimientos.
Tras un descanso, y algunos problemas técnicos, pudimos retomar la función y viajar a la misteriosa China de la mano de Daikyu. Hace ya casi dos años que la vi bailar por primera vez en la primera edición de la Pasarela de Danza Oriental y Tribal La Torre de la Odalisca, y ya en esa ocasión me dejó completamente impresionada, pero he de remarcar que en Étnica se salió. La belleza y delicadeza de sus gestos fueron pura magia sobre el escenario, metida en la piel de Kuan Yin, diosa china de la compasión.
Tras la tranquilidad llegó la fuerza de Petit Tribal Cabaret comenzando con una maravillosa canción de Eivør para encarnar a la diosa de las estaciones de los indios navajos: Estsanatlehi. Pude escuchar a varias personas del público lo mucho que les gustó este cuarteto de maravillosas bailarinas de ATS que dejaron el listón muy alto.
La personificación de la diosa de la sabiduría, Sophia, vino de la delicada mano de Clara Bueno, un estilo completamente diferente en contraposición con el anterior número de las tribaleras y que endulzó el espectáculo.
Judit Rasen se convirtió, acompañada por la espectacular música en directo de Binaural Project (Raúl Atreides y Jorge Chicari), en una preciosa gatita elegante y jovial como lo es Bastet, diosa de la felicidad, la música y la danza.
Siguiendo con el misterio, Ajna, transformada en Hécate, mostró su fuerza y una gran variedad de movimientos y estilos acompañada de una música muy diferente hasta el momento.
Frigga y Freyja, dos diosas nórdicas que interpretan la forma de amar de una forma muy distinta, no podían ser otras que Ecos de Arena. Yo les otorgaría, sin dudarlo, el título de diosas de los cánones que peculiarizan sus coreografías y que dominan a la perfección. Todo lo que trasmiten al espectador Diana García y Violeta Gago cuando se suben a un escenario es completamente envidiable.
Y por último, pero no menos importante, Jadeh a quien pudimos ver reencarnada como varias diosas: Lilith, Ran y, por supuesto, Kali. Me encantó ver en vivo la calidad que tiene como bailarina, pero también como coreógrafa de todos los números que protagonizaron sus fantásticas alumnas. La interpretación de Kali me pareció maravillosa pero la interpretación de la danza del dios Shiva para apaciguar a Kali me encantó. Fue la guinda de un estupendo pastel.
En general, como habéis podido comprobar, salí encantada de este espectáculo. Sin duda uno de los mejores que he visto en mucho tiempo, pero también tuvo algunas cosillas no tan buenas. Aunque no se me hizo pesado para nada, el espectáculo fue bastante largo (¡casi tres horas!) y luego volver a casa tuvo sus dificultades. Y también remarcar a las jóvenes bailarinas que hay que tener algo más de paciencia cuando un técnico se equivoca y tarda (bastante tiempo) en darse cuenta del fallo. Pero estas cosas no nublaron la buena sensación que aun guardo de éste evento.
Muchísimas gracias a Jadeh por haberme invitado a asistir a esta estupenda gala y enhorabuena a ella y a Marta Lago por el magnífico trabajo realizado con el guión.
La Odalisca
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